La madre de uno de los sospechosos del sangriento ataque a una sala de conciertos cerca de Moscú en marzo lloró mientras hablaba de su hijo. ¿Cómo pasó de los caminos de tierra de su aldea en Tayikistán, en Asia Central, a estar sentado, magullado y maltratado, en un tribunal ruso acusado de terrorismo?
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“Necesitamos entender: ¿quién recluta a los jóvenes tayikos; por qué quieren destacarnos como una nación de terroristas?”, dijo la madre, Muyassar Zargarova.
Muchos gobiernos y expertos en terrorismo se hacen la misma pregunta. Los seguidores tayikos del Estado Islámico —particularmente dentro de su filial en Afganistán, la Provincia Khorasan del Estado Islámico (ISKP), o Isis-K— han asumido papeles cada vez más destacados en recientes ataques terroristas. Durante el último año, tayikos han estado involucrados en ataques en Rusia, Irán y Turquía, así como en complots frustrados en Europa. Se cree que Isis-K tiene varios miles de soldados, y los tayikos constituyen más de la mitad, dijeron los expertos.
Tayikistán, una ex república soviética cada vez más autoritaria, figura entre los países más pobres del mundo, lo que alimenta el descontento y lleva a millones de trabajadores migrantes a buscar una vida mejor en el extranjero. La mayoría termina en Rusia, donde la discriminación, los bajos salarios, las malas perspectivas y el aislamiento hacen que algunos sean susceptibles a los reclutadores yihadistas. Oficialmente, alrededor de 1.3 millones de trabajadores tayikos se encuentran en Rusia, aunque los expertos creen que cientos de miles más trabajan allí ilegalmente.
“La nueva generación tayika ha perdido toda fe en el futuro”, dijo Muhiddin Kabiri, el líder exiliado del Partido del Renacimiento Islámico de Tayikistán, un grupo de Oposición moderado que fue abruptamente prohibido por “extremista” en el 2015.
El reclutamiento de soldados rasos se centra en línea, donde Isis-K mantiene una extensa operación de medios en árabe, inglés, ruso y otros idiomas. Rusia es un objetivo frecuente.
En un mensaje de audio, un comandante que ya fue asesinado, usando el nombre de guerra Furkan Falistini, habla directamente a los trabajadores tayikos en Rusia: “Cuando la policía rusa te ve en las calles, los tayikos esconden los ojos, esperando que la policía no te vea. Deberías mirarlos para que te tengan miedo. Empiezas a matarlos y Dios remediará tus miedos”.
Días después de que Rusia acusó a cuatro trabajadores migrantes de Tayikistán del ataque a la sala de conciertos que mató a 145 personas, Isis-K inició una revista en línea en idioma tayiko, La Voz de Khorasan. La nota principal denunciaba los 30 años de Gobierno de mano dura del Presidente de Tayikistán, Emomali Rahmon.
Cuando el Partido del Renacimiento Islámico fue declarado organización terrorista, figuras de la Oposición fueron asesinadas, encarceladas o exiliadas. Tayikistán tiene al menos mil prisioneros políticos, según Kabiri.
Rahmon, de 71 años, nació en la Unión Soviética. El Kremlin ha apuntalado durante mucho tiempo el Gobierno de Rahmon al destacamentar unos 7 mil soldados en Tayikistán.
Mientras más vincule ISIS a Rahmon con Putin, “es más probable que aumente su popularidad entre los tayikos”, dijo Steve Swerdlow, profesor de relaciones internacionales en la Universidad del Sur de California.
Rahmon libra una rigurosa campaña contra los indicios públicos de piedad. Las personas con barba o hijab son objeto de acoso aleatorio: a veces se les afeita la barba a la fuerza en público o se les arranca el hijab. Un Comité de Religión, Regulación de Tradiciones, Celebraciones y Ceremonias supervisa todas las facetas del culto, incluyendo la construcción de mezquitas y la impresión de libros.
En Tayikistán, las madres de tres sospechosos del ataque a la sala de conciertos dijeron que sus hijos enfrentaban bajos salarios y otros problemas en Rusia.
“Que respondan quién compró las armas”, dijo Zargarova “Mi hijo no tenía dinero para comprar un arma”, agregó.
